16 de abril de 2018

Artesanas mexicanas inauguraron talleres de formación de artesanas globales con encuentro intercultural

Artesanas Globales inició talleres de formación en emprendimiento y negocio exportador, que les permitirá a mujeres creadoras de la Región de Antofagasta obtener nuevas herramientas, pensando en globalizar sus productos y competir en los mercados internacionales en un mediano plazo.

Diversas técnicas ancestrales son parte del trabajo que generación en generación mantienen vivas las artesanías de esta provincia mexicana de Chiapas, la que tiene como herencia las técnicas de elaboración de piezas de la cultura Maya y que fueron parte de la sesión inaugural del proceso de formación del proyecto Artesanas Globales, proyecto en el que participan más de 60 artesanas de la región de Antofagasta, con gran presencia de mujeres cultoras del Alto Loa, Ollagüe, San Pedro de Atacama, entre otras localidades.

En la instancia, las mujeres creadoras textileras, orfebres, escultoras en madera, alfareras y elaboradoras de productos gourmet, entre otras, interactuaron con artesanas provenientes de México, específicamente de la provincia de Chiapas, que gracias a la labor de la organización Huellas que Trascienden, han logrado llevar adelante procesos similares de desarrollo del arte con mirada productiva.

La tejedora tzeltal, María Victoria Hernández, les enseñó una de las técnicas más antiguas de hilado y tejido en América Latina, la del telar de cintura, correspondiente a la etapa prehispánica y que permite las tejedoras lograr variaciones en la textura de la tela y combinar técnicas de una manera que sería difícil o imposible obtener en un telar de otra clase.

Encuentro de culturas

Según explicó Alejandra Díaz, líder de Artesanas Globales, “la idea que tenemos como proyecto trayendo a expositores internacionales, es aprender de otros países y conocer las experiencias de
quienes lo están haciendo bien. Esta participación la vimos como una instancia para que nuestras artesanas pudieran compartir, conocer otras técnicas ancestrales e interactuar con artesanos de otras latitudes, como los de Chiapas, más cuando sabemos que México es un referente de la cultura y de la artesanía”.

En este sentido, resaltó que además del aprendizaje técnico, “con esta primera jornada de talleres, hemos logrado un hito importante como proyecto, en cuanto a que hemos logrado unir a dos culturas. Y es que nuestras artesanas de comunidades indígenas, pudieron compartir con tejedoras mexicanas. Dos culturas unidas a partir de técnicas ancestrales, en este caso textiles. Y eso es lo que queremos como proyecto. No sólo entregar un nuevo aprendizaje que les permita mejorar y potenciar sus emprendimientos, sino derechamente abrir las fronteras, y comenzar a globalizar a nuestras artesanas, conectándolas con otros mercados”.

Por su parte, Mauricio Raygosa, Fundador y Director de Huellas que Trascienden, explicó que esa experiencia exitosa que se ha podido concretar en la provincia de Chiapas, es esencialmente de trabajo colaborativo e innovación social, ya que a partir del trabajo con la organización se convierte el talento de la mujeres chiapanecas que desarrollan artesanías con claras raíces tzotziles y tzeltales, en un en un motor que promueve la erradicación de la pobreza. Añadió que este proyecto entrega apoyo en especies a las artesanas, pero además, establece relaciones con ellas y las forma a través de intérpretes de lengua indígena para guiar la mercantilización de sus productos, desarrollar asesoría de hasta tres años, para asegurar su éxito; apoyar y promover la ampliación de mercados y promover el turismo y el intercambio cultural de sus comunidades.

 

Los talleres

Los talleres continuará con cursos de diseño de marca, comercialización de productos; comercialización y finanzas de emprendimientos artesanales; modelo de negocios; comercio internacional; marketing para la comercialización de productos; comunicaciones; entre otras materias. Las jornadas de trabajo, que se extenderá por más de 80 horas lectivas se llevan a efecto en las comunas de Antofagasta y Calama.

Este es un proyecto cofinanciado por el Comité de Desarrollo Productivo Regional de Antofagasta, a través de su línea de «Programa de Apoyo al Entorno para el Emprendimiento y la Innovación» (PAEI). Además, cuenta con el apoyo de las empresas Aguas de Antofagasta, SQM y Minera El Abra.